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Mas no miró propicio á Caín y á la ofrenda suya. Y ensañóse Caín en gran manera, y decayó su semblante.

Entonces Jehová dijo á Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué se ha inmutado tu rostro?

Si bien hicieres, ¿no serás ensalzado? y si no hicieres bien, el pecado está á la puerta: con todo esto, á ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.

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